Siglo XX
A principios del pasado siglo se presenta uno de los proyectos más ambiciosos en la historia del puerto: la construcción de los muelles que conforman las nuevas dársenas y un dique rompeolas, que se considera el precedente del actual dique de abrigo.
En 1906 Eduardo Vila realiza el proyecto de la Dársena de La Marina y del Varadero del Parrote. La dársena, de forma trapezoidal, no sólo serviría para proteger las embarcaciones menores, sino también para eliminar el aspecto insalubre de la zona. La obra culminaría en 1918, permitiendo un mayor ancho de tránsito para la población y conformando uno de los puntos más bellos de la ciudad, complementado por las galerías de cristal.
Ante el crecimiento de viajeros hacia América del Norte, en 1923 se presenta el proyecto del Muelle de Trasatlánticos (actual muelle de Calvo Sotelo). Tras numerosos problemas técnicos, laborales y políticos, la obra finalizó en 1936.
A mediados del siglo XX llega el gran punto de inflexión en la planificación del recinto portuario, con la aprobación del Proyecto General de las Obras y Mejoras del Puerto en 1946, que contempla como obras primordiales el dique de abrigo, el puerto pesquero en San Diego y los muelles de As Ánimas.
La ejecución del dique, diseñado por Eduardo García de Dios y con 1.336 metros de longitud, sería un factor determinante para la adjudicación a A Coruña de la primera refinería de petróleo del Atlántico Norte.
Además, la Junta de Obras del Puerto estrena su sede en 1954. El edificio, ubicado en la Avenida de la Marina, sigue en activo tras el cambio de denominación y es hoy en día la sede de la Autoridad Portuaria.
Los trabajos para la instalación de la Refinería de Petroliber comienzan en 1962, coincidiendo con la fase final de la ejecución del dique Barrié de la Maza, que concluiría en 1965, y la ejecución del puerto petrolero. La modernización de las instalaciones portuarias favorecería un importante impulso a la actividad, situando al puerto coruñés en el quinto puesto de España en 1960.
En los años 70 se completó este escenario portuario con la construcción del Muelle del Centenario, para diversificar el tráfico de mercancías, dominado por la pesca y el petróleo, y ampliarlo a los graneles sólidos.
A partir de los años 80 se agotan las posibilidades de seguir avanzando en el desarrollo portuario dadas las limitaciones de espacio en la fachada marítima. Ante esta situación, unida a que la cada vez mayor actividad portuaria genera un crecimiento en el movimiento de mercancías sensibles, y culminada por la catástrofe marítima del
En espera de desarrollar este proyecto, los hitos más destacados en la última década del siglo XX son la construcción del nuevo muelle pesquero de Oza, la inauguración del Muelle de Trasatlánticos, y el cambio de denominación de la Junta de Obras del Puerto, que pasa a denominarse Autoridad Portuaria.
La década culmina con la contratación del estudio de Análisis y Viabilidad de las Alternativas para la Ampliación de las Instalaciones del Puerto de A Coruña.
Sería el germen de la futura construcción del Puerto Exterior, en el que se pone de manifiesto la idoneidad de Punta Langosteira para la construcción de las nuevas instalaciones.